El océano se colma por los plásticos de un solo uso. Sacándolos de las corrientes oceánicas, los plásticos que flotaban indolentes se levantan ahora, pero dispuestos en compactas hileras para formar bardas, muros… Este problema medioambiental es uno que muchas startups intentan solucionar con tecnología y creatividad. Por lo pronto, esta es la intención de ByFusion, de California, EU, que imagina un futuro más sostenible para los plásticos de un solo uso: imprimirles otra vida como ladrillos de construcción, los ByBlocks.
El plástico con el que se fabrican se recoge en vertederos o centros de reciclaje y se aplasta hasta formar una masa compacta que se calienta a altas temperaturas para fundirla parcialmente. A través de una combinación de vapor y compresión, los plásticos se transforman en bloques de construcción iguales a los comunes y corrientes, pero con las propiedades del plástico, llamados ByBlocks. Opcionalmente, los ladrillos pueden incluir muescas o agujeros que permiten unirlos entre sí como si se tratase de piezas de lego, pero también se pueden unir con cemento.
La compañía procesa alrededor de 450 toneladas de plástico cada año, pero espera, ambiciosamente, llegar a los 100 millones de toneladas para 2030. Con sede en Los Ángeles, ByFusion quiere usar incluso aquel plástico no reciclable, convirtiéndolo en ladrillos de construcción.
Lo meritorio es que la firma ha convertido el plástico que atasca los vertederos y que ensucia los ríos y mares de medio planeta en materia prima para fabricar unos novedosos y atractivos ladrillos muy característicos.
Y lo sorprendente es que, para fabricarlos, sólo utiliza aquellos plásticos que no pueden reciclarse de ninguna manera.
Los ladrillos sostenibles tienen su sello, su personalidad, y están certificados en Estados Unidos para poderse utilizar con todas las garantías en la edificación de viviendas, equipamientos, vallas y hasta edificios institucionales.
De aspecto muy característico por su colorido, se fabrican con fragmentos de plástico que se compactan y endurecen para soportar lo que sea: al ser de plástico, no se rompen al caer y tampoco pueden ser dañados por un martillo; eso sí, se pueden clavar clavos en ellos con suma facilidad. Sus creadores lo tienen claro: ofrecen todo lo que da un ladrillo tradicional y, también, mucho más, lo del plástico.
¿Qué es el Replast?
El procedimiento patentado por la firma se llama RePlast y se lleva a cabo por máquinas conocidas como Blockers, las cuales aprietan y comprimen el plástico dando como resultado coloridos ladrillos parecidos a los de hormigón.
Los aparatos vienen en dos tamaños: uno puede procesar 30 toneladas de plástico al mes y la más grande, 90. Esta última se vende a un precio de 1.3 millones de dólares, aunque otra opción es alquilarlas a partir de 280,000 dólares anuales.
La idea de la startup es comercializar sus máquinas, contribuyendo a que cualquier empresa o municipio tenga capacidad de controlar sus desechos plásticos. Planean instalar 9,000 sistemas Blocker en todo el mundo para 2025.
ByFusion explica en su web, los ladrillos ByBlock miden 40 x 20 x 20 cm, y pesan 10 Kilos, aunque su densidad se puede personalizar. Su proceso de fabricación genera un 83% menos de dióxido de carbono y un 43% menos de gases responsables del efecto invernadero que el de un ladrillo convencional.
Fuente: Ambiente Plástico