AP-Waste: Lombrices para degradar plásticos agrícolas

España es uno de los principales consumidores europeos de plásticos agrícolas. Tenemos un consumo anual de 220.000 toneladas, y alrededor del 79% de los residuos se acumulan en el suelo (suelo productivo y entorno natural cercano).

En lo que respecta a la agricultura española, podemos distinguir tres clases principales de plástico que más se utilizan, y que son los que más preocupan en cuanto a su impacto. Los principales son los plásticos de techo de invernaderos, los plásticos de acolchado (de suelo,  túneles, etc.) y los utilizados para el envasado en empresas de procesamiento y ventas.

Debido a la complejidad de su posterior eliminación y gestión, solo se recicla alrededor del 9% de los plásticos. Además, el 12% de los plásticos se incineran de forma regular e incontrolable, lo que da una gran cantidad de emisiones de CO2.

PROYECTO AP-WASTE

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación da luz verde al proyecto AP-Waste, un Grupo Operativo fundado por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), destinado a disminuir la cantidad a de residuos plásticos en la agricultura a través de un proceso innovador, pionero en España, en el que se usan insectos para biodegradar de forma natural los agroplásticos.

Una vez que se completa la descomposición, se pueden obtener nuevos materiales plásticos o fertilizantes biológicos naturales. Y estos productos pueden tener alto valor agregado basándonos en el concepto de economía circular y reintegrarse en la cadena de producción agrícola.

EL PASO A PASO DEL PROYECTO

A grandes rasgos, este proceso de revalorización comienza con la selección de plásticos que se van a degradar. Por el momento, se van a probar en los plásticos de la cubierta de los invernaderos (policarbonato), y en los films de solarización que se suelen emplear dentro (polietileno de alta y baja densidad). Si es necesario, se puede someter el plástico a un pretratamiento (calor, presión o  disolventes) a fin de favorecer la ruptura de estos polímeros.

Después, se preparan las bacterias que serán inoculadas en los insectos seleccionados (tenebrio y lombriz de california) para maximizar la biodegradabilidad de los plásticos agrícolas. Estas enzimas son fundamentalmente extracelulares, lo que da un punto importante para la biodegradación de los plásticos, porque estos polímeros son de gran tamaño y no pueden introducirse en ninguna célula.
Además, las bacterias productoras de estas enzimas encuentran en el tracto digestivo de los tenebrios y la lombriz un nicho óptimo para su crecimiento.

Por último, una vez degradados estos polímeros, se obtienen además ciertos productos que pueden poseer cierto valor añadido como proteínas, quitinas y sus derivados.

EL OBJETIVO FINAL

AP-Waste pretende incrementar la recogida y gestión de plásticos agrarios en un 50% hasta el año 2025 de los suelos agrícolas afectados por la contaminación. En España, esto sería más de 42.000 agricultores en cultivos bajo plástico y en cultivos en campo abierto. Esto supondría un total aproximado de 474.683 hectáreas directamente afectadas, un 50% del total nacional, que son unas 949.367 hectáreas.

Asimismo, para alcanzar los objetivos establecidos en el proyecto, SIGFITO ha participado debido a su experiencia y conocimiento en el campo de los residuos agrícolas. El sistema de recolección de envases agrícolas es el representante del proyecto y proporcionará supervisión, tecnología y asesoramiento de promoción para todo el proyecto. Dado el perfil multidisciplinar de este ambicioso proyecto en el que participan entomólogos, microbiólogos, químicos y bioquímicos; cuenta con socios de alto perfil tecnológico y de reconocido prestigio, como El Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC), la Universidad Miguel Hernández de Elche, Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (ITENE) y Repsol.

Los resultados obtenidos del proyecto serán utilizados para promover el desarrollo del sector agrícola y forestal, para utilizar recursos de manera efectiva, ser económicamente viable, competitivo, efectivo, y más respetuoso con el clima.

Contribuirá al suministro estable y sostenible de alimentos, piensos y materiales biológicos existentes y nuevos. Esto lograría reducir la brecha entre los resultados de la investigación científica y las necesidades de los sectores agrícola, alimentario y forestal.

Fuente: Agronews Castilla y León