Plásticos biodegradables vs. reciclables: ¿Qué es mejor para el medio ambiente?

En los últimos años, la producción de plástico se ha acelerado, y la producción mundial se ha fijado en 600 millones de toneladas para 2030 si la producción continúa al ritmo actual de crecimiento. La mayor parte de este plástico no es biodegradable, con un 30-50% de su producción para aplicaciones de un solo uso. Esto crea un grave problema ambiental cuando los plásticos llegan al final de su ciclo de vida y los desechos plásticos se han convertido en un problema cada vez más apremiante en los últimos años. Los nuevos plásticos biodegradables y mejores estrategias de reciclaje son dos aspectos prometedores para ayudar al mundo a reducir los desechos plásticos. Ambas técnicas se analizan en los recientes informes de IDTechEx ‘Bioplastics 2020-2025’ y ‘Green Technology and Polymer Recycling: Market Analysis 2020-2030’, respectivamente.

Centrarnos en los plásticos biodegradables es una solución potencial al problema de los desechos plásticos. Los bioplásticos, polímeros producidos a partir de materias primas biológicas, dominan el panorama de los plásticos biodegradables y en la última década ha habido mucho interés en torno al potencial de los bioplásticos biodegradables, como el ácido poliláctico (PLA) y los polihidroxialcanoatos (PHAs). Los bioplásticos biodegradables se descompondrían naturalmente en el medio ambiente, lo que significa que el mundo podría seguir produciendo grandes cantidades de plásticos sin tener que preocuparse por lo que les suceda al final de sus vidas.

Sin embargo, la realidad es mucho menos directa. En primer lugar, sólo alrededor de la mitad de los bioplásticos son plásticos biodegradables. «El hecho de que un material se obtenga biológicamente no significa necesariamente que se descomponga en el medio ambiente natural y muchos bioplásticos bien conocidos, como el PET de origen biológico utilizado en la botella de Coca-Cola, no son biodegradables», indican en el informe.

La segunda cuestión se refiere a lo que se entiende por un plástico “biodegradable”. La mayoría de los consumidores generalmente interpretarían el término en el sentido de que el plástico se descompondrá en el medio ambiente natural en semanas o meses, sin embargo, muchos bioplásticos «biodegradables» no se ajustan a esta definición. El PLA, por ejemplo, suele etiquetarse como biodegradable, pero sólo se descompondrá en una instalación de compostaje industrial donde pueda calentarse a una temperatura lo suficientemente alta como para que los microbios puedan descomponerlo a una velocidad apreciable. Si una botella de PLA fuera vertida en el océano, tardaría cientos de años en descomponerse. Lamentablemente, muchas regiones del mundo no tienen acceso a estas instalaciones industriales de compostaje, lo que significa que la absorción generalizada de los plásticos de PLA probablemente no produciría ningún beneficio ambiental.

Este no es el caso de todos los bioplásticos. Los PHA se descompondrán en el medio ambiente natural a lo largo de meses, igual que las mezclas de almidón y las nanocelulosas que han ido ganando popularidad en los últimos años. En el reciente informe de IDTechEx ‘Bioplásticos 2020-2025’ se ofrece una visión general de la biodegradabilidad de todos los bioplásticos comunes, así como un debate sobre los matices del término ‘biodegradabilidad’ y las opciones de fin de vida de los bioplásticos.

El reciclaje de plástico es otra vía potencial para superar el problema de los residuos plásticos en el mundo. Aunque los esfuerzos mundiales de reciclaje han aumentado en los últimos años, sólo una pequeña cantidad de residuos plásticos se recicla realmente -National Geographic publicó  recientemente cómo sólo el 9% de los residuos plásticos del mundo se recicla-. Claramente hay mucho espacio para mejorar aquí.

Las tecnologías de reciclaje existentes se han basado en la clasificación mecánica y la fusión de los residuos de plástico, lo que a menudo conduce a un «down-cycling» de los materiales debido a los altos niveles de contaminación. Sin embargo, hay una gama de tecnologías de reciclaje alternativas emergentes que podrían llevar a obtener más oportunidades en la cadena de valor de los polímeros. Por ejemplo, la extracción de disolventes es un método de reciclado que puede dar lugar a un polímero puro con propiedades mecánicas similares o potencialmente idénticas a las del material virgen. Técnicas como la pirólisis y otras formas de despolimerización pueden utilizarse para crear combustibles y materias primas químicas a partir de plásticos de desecho que pueden volver a la cadena de valor más amplia, contribuyendo a una economía más circular. Cada una de estas técnicas, junto con el mercado más amplio de reciclaje de polímeros, se analizan con más detalle en el informe de IDTechEx ‘Green Technology and Polymer Recycling: Market Analysis 2020-2030’.

Prestar una mayor atención a los plásticos biodegradables y al reciclado de polímeros podría ayudar al mundo a superar sus problemas con los desechos plásticos. Varios países luchan por competir con los precios históricamente bajos del petróleo que hacen que la producción y la eliminación convencional de plásticos de un solo uso sea, con mucho, la opción más barata, aunque las tecnologías emergentes están ayudando a poner fin a este argumento. Algunos aspectos de los sistemas compiten entre sí; por ejemplo, una mayor atención al reciclado dará lugar a un mercado potencial más pequeño para los bioplásticos, lo que agravará los problemas económicos a los que se enfrenta el sector. Sin embargo, a pesar de ello, es probable que ambas tecnologías tengan que crecer para que el mundo tome medidas significativas contra su problema con los desechos plásticos.

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Fuente: InterEmpresas